Comprender el ciclo de la pobreza
¿Por qué algunas personas parecen lograr el éxito mientras otras permanecen estancadas en la pobreza? ¿Es talento, inteligencia o pura suerte? La respuesta podría ser más sencilla de lo que pensamos. Retrasar la gratificación (la capacidad de resistir recompensas inmediatas en favor de recompensas mayores posteriores) es un factor clave que separa a quienes logran el éxito a largo plazo de quienes no. Pero, ¿cómo funciona esto y por qué a tantas personas les resulta difícil romper el ciclo de la pobreza?
En este artículo, exploraremos cómo funciona el ciclo de la pobreza, qué significa para el éxito futuro y cómo podemos empezar a cambiar estos patrones para tener una vida mejor.
1. Retrasar la gratificación: la clave del éxito
Uno de los rasgos más críticos de las personas exitosas es su capacidad para retrasar la gratificación. Esto significa resistir el impulso de una recompensa inmediata y menor a cambio de una recompensa mayor y más significativa en el futuro. Por ejemplo, saltarse esa hora extra de navegación en Instagram para estudiar para un examen o renunciar a una compra impulsiva para ahorrar dinero para una inversión. Las investigaciones han demostrado que quienes pueden retrasar la gratificación tienden a obtener mejores resultados académicos, gestionar el estrés de forma más eficaz y mantener relaciones sociales más saludables.
En la década de 1960, el psicólogo de la Universidad de Stanford, Walter Mischel, realizó la famosa «Prueba del Malvavisco». En este experimento, a niños pequeños se les dio un malvavisco y se les dijo que podían comérselo de inmediato o esperar 15 minutos para recibir otro. Algunos niños comieron el malvavisco inmediatamente, mientras que otros esperaron el segundo premio prometido.
2. Los beneficios a largo plazo de la gratificación retrasada
Años más tarde, Mischel hizo un seguimiento con los mismos niños para ver cómo resultaban sus vidas. A los niños que pudieron esperar más tiempo por el segundo malvavisco generalmente les fue mejor en la vida. Cuando eran adolescentes, obtuvieron puntuaciones más altas en las pruebas estandarizadas, tenían más confianza en sí mismos y mostraban mejores habilidades sociales. Como adultos, tenían menos probabilidades de luchar contra la adicción o experimentar reveses importantes en la vida, como el divorcio. Su capacidad para retrasar la gratificación tuvo un impacto duradero en su éxito.
Por el contrario, los niños que no podían esperar a menudo tenían más dificultades a medida que crecían. Tenían dificultades para mantenerse concentrados, controlar el estrés y formar amistades duraderas. La lección aquí es que aprender a retrasar la gratificación puede moldear significativamente nuestro futuro.
3. El papel del entorno socioeconómico
Si bien la prueba del malvavisco mostró los beneficios de retrasar la gratificación, estudios recientes sugieren que la capacidad de un niño para esperar el segundo malvavisco podría estar más influenciada por los antecedentes financieros de su familia que por rasgos inherentes. En 2018, el investigador Tyler Watts realizó un estudio más amplio y diverso que cuestionó los hallazgos originales de Mischel. Watts descubrió que los niños de familias más ricas tenían más probabilidades de esperar el segundo malvavisco, mientras que los de hogares más pobres tenían más probabilidades de comer el primero.
¿Por qué sucede esto? Para los niños de familias de bajos ingresos, la vida a menudo resulta incierta. Es posible que no sepan si mañana habrá comida en el refrigerador o si sus padres podrán cumplir sus promesas debido a problemas económicos. Esta imprevisibilidad les dificulta confiar en que esperar resultará en una recompensa mayor. Por otro lado, los niños más ricos están más acostumbrados a la estabilidad y confían en que más adelante recibirán una recompensa mayor porque sus padres pueden permitirse el lujo de cumplir sus promesas.
4. Pobreza y pensamiento a corto plazo
Para las personas que viven en la pobreza, las recompensas a corto plazo suelen tener más sentido que esperar una recompensa futura. Un niño de un hogar de bajos ingresos podría pensar: «¿Por qué esperar por un segundo malvavisco cuando puedo tener uno ahora?» Esta mentalidad se extiende hasta la edad adulta, donde es más probable que las personas en situación de pobreza gasten su dinero en pequeños placeres, como comida rápida o ropa nueva, tan pronto como cobran, en lugar de ahorrar para lograr una estabilidad financiera a largo plazo.
No se trata sólo de falta de disciplina. Se trata de supervivencia. Cuando la vida es impredecible, se siente más seguro tomar lo que se puede conseguir ahora, en lugar de arriesgarse a esperar por un futuro potencialmente mejor pero incierto.
5. Rompiendo el ciclo de la pobreza
Comprender este ciclo es el primer paso para romperlo. Las personas que crecen en la pobreza no están destinadas a permanecer allí para siempre. La gratificación retrasada es una habilidad que se puede desarrollar con el tiempo, como un músculo que se fortalece con la práctica. Al establecer objetivos claros a largo plazo y trabajar constantemente para alcanzarlos, cualquiera puede mejorar su capacidad para retrasar la gratificación.
También es esencial crear una sensación de seguridad, incluso en situaciones financieras inciertas. Si está intentando ahorrar dinero, haga que su objetivo de ahorro parezca real y valioso. Por ejemplo, en lugar de centrarse en la recompensa inmediata de comprar algo ahora, concéntrese en el objetivo más amplio de la libertad financiera en el futuro.
6. La influencia de la familia y el entorno
La educación de un niño juega un papel importante en la configuración de su capacidad para retrasar la gratificación. Como lo demuestra el estudio de Tyler Watts, los niños de hogares más ricos tienen más probabilidades de tener la seguridad y la estabilidad que fomentan el pensamiento a largo plazo. También es más probable que los padres más ricos enseñen a sus hijos sobre el ahorro, la inversión y la importancia de la educación.
Mientras tanto, es posible que las familias más pobres no puedan darse el lujo de enseñar estas lecciones, porque están centradas en la supervivencia inmediata. Esto no quiere decir que las personas de entornos de bajos ingresos no puedan lograr el éxito (muchas lo logran), pero sí resalta lo difícil que puede ser romper el ciclo sin apoyo y orientación.
Conclusión: Superar el ciclo
Romper el ciclo de la pobreza puede ser difícil, pero no imposible. Al comprender cómo la gratificación retrasada influye en el éxito a largo plazo, podemos empezar a cambiar la forma en que abordamos el dinero, la educación y las decisiones de vida. La gratificación retrasada se puede aprender y fortalecer, pero también es importante reconocer los factores sociales y económicos más amplios que contribuyen a este ciclo.
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